TRADUCCIONES LITERARIAS

¿Qué ocurre con las traducciones literarias que cada vez que nos ponemos a leer un libro y vemos algo raro le echamos la culpa al traductor? Pues, en primer lugar, hemos de decir que un traductor es simplemente el puente que une al autor de un libro de una cierta lengua con el lector de ese mismo libro pero de otra lengua distinta. En segundo lugar, el traductor no es el responsable de que un libro sea mejor o peor, de hecho, nosotros los traductores estamos al servicio de los conocimientos de otros; esto es, si queremos ser totalmente fieles debemos traducir algo que esté mal escrito en la lengua extranjera con los mismos errores que tendría en nuestra lengua; aunque hay veces en las que no se debe ser demasiado fiel a la traducción pues caeríamos en el error de que el lector sepa de nuestra existencia. Y esto es algo que debemos evitar a toda costa puesto que un traductor debe saber neutralizarse, es decir, desaparecer. Debe ser capaz de esconderse entre las líneas de su traducción para que el lector piense que está leyendo un libro en versión original y que, cuando lea quien es el autor, se quede perplejo al percatarse que no estaba leyendo una traducción. 

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